4 Mitos de la Maternidad

La presión de la mujer en su papel de madre, comienza desde la infancia. Desde pequeñas a las niñas se nos educa para ser madres y se inculcan por supuesto juegos simbólicos que apuesten a la maternidad, haciendo saber que esto es una meta y una realización plena, y relacionado estrechamente como obligación. Mujer = hijos. Porque no basta con ser madres sí no que socialmente toda mujer debe “querer serlo” o sino serás juzgada.

Replantear el pensamiento equivoco sería un buen principio para desmitificar la maternidad: escuchamos comentarios a lo largo de nuestra vida como: “aprende a hacer esto, o aquello”, sino que harás cuando tengas hijos, “No servirás para ser madre”. ¿Y qué es ser buena madre?, insertando y moldeando nuestro pensamiento para los placebos sociales, y por supuesto haciendo referente a la edad, “debes tener un hijo al menos, ya estas grande o te quedarás sola”.

Porque esta meta parece un recordatorio constante. Porque eres mujer, es tu deber, es tu intuición.  No querrás quedarte sola. Ten un hijo. Es tu complemento. Asemejando a la soledad como algo terrible.

La llegada del tan aclamado embarazo insertado por la familia y la sociedad, con el desembarcamos en “el mundo ideal de los bebés”, con todas las promesas de lo estupendo que será ser madre y lo fácil que resulta la crianza. Con la idea romantizada de tener un hijo. Finalmente, tras el parto llegan los miles de consejos que nunca se pidieron, unida a la inseguridad que se genera, por experimentar un proceso diferente y completamente nuevo por supuesto y a las constantes exigencias sociales por ser “la madre ideal”.

Conforman un escenario ideal para vivir la maternidad como una experiencia estresante, mitificada y frustrante. “Tienes que ser buena madre”. No puedes expresar tu cansancio, mucho menos el agotamiento, o el deseo de querer estar sola unos minutos eso no es: “Lo que haría una buena madre”.

Se nos ha criado hasta llegar al sacrificio, sacrificio por la familia, y por los hijos. Aun así, lo toleramos, y aceptamos consciente o no, de que la idea es correcta. Tenemos que erradicar esta psicología de la esclavitud. La creencia del sacrificio por el simple hecho de ser mujer. Y vivir la maternidad de la mejor forma posible y sana por supuesto.

“La mayoría de mujeres son esclavas de la maternidad”. Sacrifican sus vidas y su libertad por sus hijos, basada en la imposición social. Por ser la madre modelo, la mejor madre de todas.  Si bien es importante ser psicológicamente independientes a nuestros hijos. Crear un balance para no caer en una crianza insana.

Algunas madres hacen que los hijos sean dependientes de ellas, les imponen su autoridad, reproducen lo que padecen y los enferman. Haciéndolos sombras de ellos.

Es importante crear un equilibrio entre ofrecer herramientas de vida a un nuevo ser, a ser totalmente dependientes de nuestros hijos o viceversa. Incluso a sacrificar nuestra propia salud mental e individualidad.

Para contribuir a que la maternidad no se idealice y que cada mujer pueda experimentarla, imaginarla y vivirla como realmente quiera, debemos ser empáticos y conscientes de la información que brindamos, sin anteponer nuestros prejuicios, no transmitir información tergiversada, comenzar por eliminar algunos de los mitos en referencia a la maternidad.

Ser realistas con las experiencias que compartimos, ofrecer redes de apoyo y alternativas para maternar. Sin caer en la sombra de la misma. En insanidad donde nos enfermemos a nosotras mismas. Siendo congruentes, conscientes y realistas. Ejemplifico a continuación algunos mitos maternales, en su proceso de desmitificarlos.

1. Los horarios

Es posible estructurar nuestros tiempos, es sano y valido dedicarnos tiempo a solas para nosotras. Decir que “no”. No ser complacientes todo el tiempo, sino justos.  La maternidad consciente supone salud individual para poder ofrecerla y ejemplificarla a nuestros hijos.

2. La adaptación

Adaptarnos a los cambios. Sin presión social, y a saber que no podemos sentirnos bien inmediatamente. Mucho menos después del parto. Los primeros años de vida del nuevo ser implican cambios de rutinas, de horas de sueño, de sosiego y silencio.  Y no podemos estar a disposición las 24 horas de nuestros hijos o familias. Necesitamos tiempo. Apoyo y compartir la maternidad con nuestros seres queridos. El papel no es solo de la madre disponible. Sino de las redes de apoyo al maternar y compartir. “La nueva madre” no debe solucionar todo o saber las respuestas absolutas.

3. El valor de las emociones

Experimentamos distintas emociones que mantienen una función adaptativa, no es posible estar “de buen humor” todo el día, todos los días.  Culturalmente, tenemos bastante miedo a las emociones negativas, se nos enseña a ocultarlas, a no llorar en público, a no explayarlas etcétera. Sin embargo, las emociones son necesarias. Es más, yo añadiría que somos felices porque conocemos también la tristeza y las emociones se complementan. Si solo experimentáramos uno de sus polos, realmente no sentiríamos nada porque no tendríamos con qué comparar. Rodéate de mujeres sororas que compartan sus experiencias reales con respecto a maternar.

4. El cumplir un rol perfecto

No existen madres perfectas, existen madres que nacen, al mismo tiempo que sus hijos. Que experimentan, aprenden, crean, y lo intentan cada día. No hay competencia, no tienes que ser la mejor de las madres, para demostrar el amor a tus hijos. Existen las madres que intentan y fallan. Que se cansan, se abruman, lloran, y está bien. Es una experiencia de aprendizaje nueva no hay un manual, ni instrucciones. La mejor forma de iniciarla es intentando.

Si comenzamos a desmitificar y desromantizar la maternidad podremos avanzar a una cultura más empática, sin culpa, sin miedo, sin sacrificar la salud mental de madres e hijos.  Para ayudar a todas esas madres que están perdidas en un mar de emociones y que puedan encontrar más apoyo en la sociedad. Es importante elegir grupos de ayuda que apoyan en el proceso de crianza, donde las madres podemos elegir cómo afrontar esta etapa, rodearnos de aquellos que nos aportan amor y ayuda, y así poder disfrutar de una manera más libre y sana la maternidad.

7 claves para mantener armonía con tu pareja

Los conflictos que se presentan en las parejas muchas veces son generados por las expectativas que se generan del otro, se crean ideales que están fuera de la realidad, ideales que evitan ver al otro como realmente es, y precisamente no se ve a la pareja real, es entonces cuando se pretende cambiar para que se adecue “al ideal soñado” por lo tanto, para mantener armonía con tu pareja desde el inicio de la relación se debe mostrar en autenticidad.

Así habrá entonces mayor probabilidad de éxito en la relación, y se evitará caer en errores comunes como: la infidelidad, celotipia, codependencia, etc. 

Construir una relación requiere como base fundamental la comunicación  para establecer un clima agradable incluso cuando no estén de acuerdo, respetar las diferencias y formas de pensamiento enriquece las relaciones, se deben establecer acuerdos que unifiquen y armonicen la convivencia.

Hay relaciones donde la dinámica de la misma ya no da para más o simplemente ya no funciona y quizá el único camino sea la separación, pero ninguno de los 2 toma la decisión de irse de la relación, está a la espera de que el otro lo tome. Es entonces cuando esta convivencia llega a una insatisfacción, pero la separación genera angustia y miedo. 

Es necesario que las decisiones las tomes por ti, que decidas por ti, y para ti. Si es que quieres generar desde tu interior el reconocimiento integral y en su totalidad reconocerte como un ser único e importante.

Conocerte a ti mismo, saber que te gusta, y que no, es la clave para poder compartir con otro ser en plenitud.

La comunicación es un factor dominante para establecer siempre un clima agradable y mantener armonía con tu pareja.

A continuación, nombro algunas recomendaciones a experiencias que favorecen la relación para su funcionalidad y sanidad:

1. Desacuerdos

Es recomendable explayar los puntos de vista que generan polémica en la relación de una forma tranquila, y directa, sin rodeos, ser claros y cálidos al comunicarse. Mantener autocontrol para poder comunicar los desacuerdos de manera asertiva. Una palabra de más puede desequilibrar innecesariamente la situación.

Ten presente que en la convivencia diaria pueden decirse o hacerse cosas que el otro puede tomar de forma personal, ya que pueden tocar puntos sensibles, y esto ocasiona que la pareja reaccione a la defensiva. Es importante que identifiques los momentos en que alguno de los dos empiece a ser orillado a su impotencia y a reaccionar desde ahí.

2. Trabajo en equipo

Es importante también que visualices a tu pareja como un miembro de tu equipo, un amigo, y no como un adversario o un rival que hay que derribar. No compitas por saber quién es mejor. Discutir con tu pareja es totalmente normal. No significa que no se aman. No pases por alto que la persona que está frente a ti es alguien que elegiste para vivir contigo, y no todo en su persona va a ser fácil para convivir.

De ese modo, tu pareja no merece tu menosprecio y mucho menos tu odio. Es una persona digna de respeto y de admiración y al final es otro humano, que intenta, experimenta y se equivoca.

 

3. Señalamientos

No utilizar las palabras “siempre”, o “jamás” estropean el avance de una relación y hacen que tu pareja se sienta descalificada. La vida no es blanco o negro, y las parejas que se comunican adecuadamente tienen la tendencia de apartarse de los términos que sugieran exageración o generalización desmedidamente.

Es recomendable, en caso necesario, hacer críticas constructivas muy puntales y precisas, evitando las generalizaciones. Es más fácil escuchar una crítica cuando no se trata de algo permanente o de todo el tiempo, pues se puede sentir que se reconocen los esfuerzos realizados al respecto, y esto favorece las condiciones para seguir mejorando.

 

4. Conoce a tu pareja, no le pongas máscaras ni antifaces:

Es importante reconocer que todos somos únicos, y diferentes. Una relación supone la unión de dos personas con diferencias, gustos particulares, visiones singulares de la vida, estilos de crianza diferentes, familia, etc…  La comunicación es el puente para que estos dos mundos se encuentren y se enriquezcan mutuamente.

Es importante estar en la misma página con tu pareja, y conocer lo que considera importante, lo que le apasiona. Esto puede ayudarte a unir tus metas y tus sueños con los que tu pareja.

 

5. No realices suposiciones

Si existe un problema en tu relación, no supongas que tu pareja sabe qué es lo que piensas sin que hayas intentado comunicárselo. Muchas veces creemos saber lo que piensa el otro, pero las parejas tienen siempre dificultades cuando interpretan o le dan significados a un gesto o una mirada.

Es recomendable cotejar y comunicar explícitamente las cosas importantes, y no dejarse llevar por percepciones. Si algo te molesta, háblalo abiertamente para resolver el conflicto y pasar a otra cosa.

 

6. No actúes a la defensiva

Reaccionamos a la defensiva porque llegamos a la conclusión de que nuestra pareja nos ataca, y por lo tanto tenemos que defendernos. Si bien en ocasiones nuestra pareja o nosotros mismos podemos decir cosas realmente hirientes, la mayoría de las veces no existe ninguna mala intención en lo que decimos o nuestra pareja nos dice. De este modo, es importante considerar esto, y detenernos antes de reaccionar automáticamente y empezar a defendernos. Respira lentamente.

Pregúntate si realmente estás escuchando las dos caras de la historia. No descartes que tú puedes estar malinterpretando. En lugar de esforzarte en probar que tu punto de vista es el correcto, y el de tu pareja el incorrecto, mejor concéntrate en ver qué puedes hacer para que la vida en pareja mejore.

 

7. Escucha a tu pareja sin juzgar

mantener armonía con tu pareja

Toma tiempo para escuchar a tu pareja y de acordarle un “derecho de responder”, sin juzgar su pensamiento, aunque consideres que lo que sostiene el otro no es correcto o es falso.

Permítete entender sus argumentos antes de poder contra argumentar. Esto te ayudará a mostrarle a tu pareja que tienes disposición para resolver los conflictos que existen en la relación, y que quieres mejorar las cosas.

 

Al inicio de una relación, ambos desean rehacer el mundo juntos durante horas. Se comparten los gustos, los deseos, la visión de la vida, de la pareja. Pero con el tiempo, estas conversaciones tienden a hacerse cada vez menos frecuentes, y se vuelve difícil encontrar momentos para hablarse en el curso de lo cotidiano de los días.

Dinamiza tu relación. No te estanques, intenten cosas nuevas, forjen metas juntos. La decisión de construir sanidad en pareja y funcionalidad es posible. Enriquece tu relación de pareja y visualiza crecimiento.

6 Factores Que Afectan Tu Capacidad Intelectual

Si bien es importante procurar la salud física, debes saber que existen factores por hábitos comunes insanos que perjudican directamente tu capacidad intelectual, quizá te preguntes porque te sientes cansado, fatigado, o con sueño la mayor parte del día.  O de un día a otro no recuerdas donde dejaste las llaves del coche, o tu suéter favorito, es como si de repente todo se borrara de tu memoria a corto y largo plazo. A continuación, comparto contigo una lista de factores que afectan tu capacidad intelectual perjudicando en demasía la capacidad cognitiva.

Factor #1: Fumar

Fumar

Tiene una relación negativa, ya que inhibe la capacidad para resolver problemas. Es frecuente escuchar que se fuma para controlar la ansiedad, “mantenerse tranquilo”. Sin embargo, esto es una gran mentira. Ya que se pierde la capacidad de concentración y el estado de alerta a largo plazo. Para que un fumador llegue a tener un rendimiento superlativo es necesario que el sistema nervioso, los pulmones y el corazón trabajen de manera eficiente, para lo cual se requiere sangre rica en oxígeno.

El humo del tabaco tiene monóxido de carbono, que se une a la hemoglobina, la molécula que transporta el oxígeno en la sangre. Es por ello que en los fumadores la llegada de oxígeno al cerebro es deficiente, situación que afecta la actividad de este órgano.

En tanto, el cigarrillo también aumenta la tensión arterial y la frecuencia cardíaca, y produce vasoconstricción o menor flujo sanguíneo. Esto lleva a que el organismo reciba menor cantidad de nutrientes y disminuya así su resistencia.

Factor #2: Beber en exceso

Se reconoce que el abuso de alcohol se relaciona con un bajo coeficiente intelectual porque inhibe funciones de la región frontal del cerebro, afecta la memoria, la capacidad de concentración y el autocontrol.

Factor #3: Mala alimentación

La comida rápida ha demostrado provocar cambios químicos en nuestro cerebro, provocando síntomas similares a la abstinencia, entre ellos ansiedad y depresión. La comida rápida también afecta la producción de dopamina, hormona que también participa en la función cognitiva, concrétamente en la capacidad de aprendizaje, la motivación y la memoria. Así, abusar de la comida rápida (más de 3 o 4 veces a la semana) no solo puede causar obesidad o problemas del corazón, sino también dañar tu cerebro.

Factor #4: Falta de descanso

Dormir menos de 8 horas diarias debilita el sistema inmune, y afecta a la memoria, así como la concentración y la capacidad mental. Un buen descanso te aportará más energía y buen humor.

Factor #5: Estrés

Forma parte del día a día de la mayoría de personas, sufrirlo en exceso y de manera crónica puede afectar gravemente a nuestra salud. Ante el estrés, el cerebro pasa por una serie de reacciones cuyo objetivo es movilizar sus mecanismos de defensa y protegerse frente a las amenazas. Entre los efectos nocivos que el estrés puede causar en el organismo, quizá los menos conocidos son los efectos sobre el cerebro. El estrés mata las células cerebrales, aumenta el riesgo de sufrir enfermedades mentales, provocando cambios a largo plazo en el cerebro, tanto en la estructura como en la función cerebral. Así mismo, el estrés también puede provocar la contracción de las áreas cerebrales asociadas con la regulación de las emociones, el autocontrol, el metabolismo y la memoria.

Factor #6: Deshidratación

Se produce cuando la excreción de líquidos excede al consumo de éstos, y da como resultado un balance negativo del agua corporal. La deshidratación de carácter leve o moderado es un estado que “se puede producir con mucha facilidad y, en la actualidad. La deshidratación, afecta a la actividad intelectual, destacando de manera especial las capacidades de atención, psicomotricidad, y memoria inmediata.

 

Procura mantener un equilibrio en tu alimentación, y estilo de vida que te permita favorecer un rendimiento intelectual óptimo. Dedica tiempo a oxigenar tu cerebro realizando ejercicio al aire libre, realiza actividad física. Y evita los excesos. Estoy segura que modificando la rutina tendrás un mejor desempeño profesional, personal y social. Estructura horarios, organiza y prioriza tu alimentación, mantén una lista de prioridades para reducir el estrés, sin agobiarte. Realiza una cosa a la vez, no te abrumes. Es posible modificar hábitos siendo conscientes de los beneficios que traerán a nuestra vida.

¿Sabes que es el efecto Dunning- Kruger?

El efecto Dunning-Kruger se resume a una frase: “cuanto menos sabemos, más creemos saber”. Es un sesgo cognitivo en el cual, las personas con menos habilidades, capacidades y conocimientos tienden a sobrestimar esas mismas habilidades, capacidades y conocimientos.

Como resultado, estas personas suelen convertirse en ultracrepidianos; gente que opina sobre todo lo que escucha sin tener idea, pero pensando que sabe mucho más que los demás.

El problema es que las víctimas del efecto Dunning-Kruger no se limitan a dar una opinión ni a sugerir, sino que intentan imponer sus ideas, como si fueran verdades absolutas, haciendo pasar a los demás por incompetentes. Obviamente, lidiar con ellos no es fácil porque suelen tener un pensamiento muy rígido. Estas personas son incapaces de detectar y reconocer su incompetencia.

Por qué cuanto menos sabemos más creemos saber

El problema de esta percepción irreal se debe a que para hacer algo bien, debemos tener al menos un mínimo de habilidades y competencias que nos permitan estimar con cierto grado de exactitud cómo será nuestro desempeño en la tarea.

Por ejemplo, una persona puede pensar que canta estupendamente porque no tiene ni idea de música y todas las habilidades necesarias para controlar adecuadamente el tono y timbre de la voz y llevar el ritmo. Eso hará que diga que “canta como los ángeles” cuando en realidad tiene una voz espantosa.

Lo mismo ocurre con la ortografía. Si no conocemos las reglas ortográficas, no podremos saber dónde nos equivocamos y, por ende, no seremos conscientes de nuestras limitaciones.

De hecho, el efecto Dunning-Kruger se puede aplicar a todas las áreas de la vida. Por ejemplo, al momento de conducir, la mayoría de conductores se califican por encima de la media, lo cual, obviamente, es estadísticamente imposible, y no se es buen conductor siempre.

Este sesgo cognitivo también se aprecia en el ámbito de la Psicología. Tal es el caso de las personas que afirman que” la atención psicológica no es importante”, simplemente porque desconocen por completo cómo les puede ayudar este profesional y la complejidad que encierran las técnicas psicológicas.

En la práctica creemos que sabemos todo lo que es necesario saber. Y eso nos convierte en personas sesgadas que se cierran al conocimiento y emiten opiniones como si fueran verdades absolutas.

Cómo minimizar el efecto Dunning-Kruger, por nuestro propio bien

Todos cometemos errores por falta de cálculo, conocimientos y previsión. En nuestro día a día también podemos cometer errores por falta de experiencia y por sobrestimar nuestras capacidades. Los errores no son negativos y no debemos huir de ellos, sino que podemos convertirlos en herramientas de aprendizaje, pero tampoco es necesario tropezar continuamente con la misma piedra ya que llega un punto en que resulta frustrante.

De hecho, debemos mantenernos atentos a este sesgo cognitivo porque la incompetencia y la falta de autocrítica no solo hará que lleguemos a conclusiones equivocadas, sino que también nos impulsará a tomar malas decisiones que terminen dañándonos.

Esto significa que, en algunos casos, la responsabilidad por los “fracasos o errores” que experimentamos a lo largo de la vida no recae en los demás ni es culpa de la mala suerte, sino que depende de nuestra deficiente autoevaluación.

Para minimizar el efecto Dunning-Kruger y no convertirnos en esa persona que opina sobre todo sin tener idea de nada, lo más importante es aplicar estas 3 sencillas reglas:

  1. Sé consciente al menos de la existencia de este sesgo cognitivo.
  2. Deja siempre un espacio para la duda, para formas diferentes de pensar y hacer las cosas.
  3. Opina siempre desde el respeto a los demás, por muy seguro que estés de tu opinión, no intentes imponerla.

Debemos recordar que nadie es experto en todas las materias de conocimiento y ámbitos de la vida, todos tenemos carencias e ignoramos muchas cosas. Por tanto, lo mejor es enfrentar la vida desde la humildad y con la actitud del aprendiz.

Cómo lidiar con las personas que no reconocen su incompetencia o desconocimiento

Las personas que opinan tajantemente sobre todo sin tener ni idea y que subestiman a los demás suelen generar un gran malestar. Nuestra primera reacción será irritarnos o enfadarnos. Es perfectamente comprensible, pero no servirá de nada. En su lugar debemos aprender a mantener la calma. Recuerda que solo puede afectarte aquello a lo que le das poder, lo que consideras significativo. Y sin duda, la opinión de una persona que no es experta en la materia y ni siquiera sabe de lo que habla, no debería ser significativa.

Si no deseas que la conversación vaya más allá, simplemente dile: “He escuchado tu opinión. Gracias”, y sal del asunto. Si realmente te interesa que esa persona salga de su estado de desconocimiento y sea más consciente de sus limitaciones, lo único que puedes hacer es ayudarle a desarrollar sus habilidades en esa área.

Evita frases como “no sabes de lo que hablas” o “no tienes ni idea” porque de esta forma solo lograrás que esa persona se sienta atacada y se cierre a tus propuestas. En su lugar, plantea una nueva perspectiva. Puedes decir: “ya te he escuchado, ahora imagina que las cosas no fueran exactamente así”. El objetivo es lograr que esa persona se abra a opiniones y formas de hacer diferentes.

También puedes recalcar la idea de que todos somos inexpertos o incluso profundos desconocedores en algunos campos, no es algo negativo sino una increíble oportunidad para seguir aprendiendo y crecer como personas.